Aun no ha amanecido
ni huele a mañana todavía,
todo está en silencio...
todo está vacío.
El sol aun no ha salido,
no hay luz, si es que la había
todo está en silencio...
todo está vacío.

Aquí es tan profundo...

Cuchillos de plata y escama
deboran la carne donde no llega la llama.
Fluye la sangre, pinta las perlas,
perdieron sus ojos, no pueden verlas.

Cada vez más agua encima.
Infinita la caída, no hay fondo, no hay sima.
No hay cueva ni llanura donde muera
el blanco más macabro de mi oscura calavera.

Todo es tan oscuro...

Las uñas de la carne arrancadas
y los dientes a golpes partidos.
Algas, ya negras y ensangrentadas
en el agujero de lo que fueron oídos.
Estridente rumor de los huesos roídos
mueve a pulso las carnes levantadas...

Los mares son la oscuridad de mi mente
 donde se inunda hasta lo más abstracto,
lo no creado, solo pensado, inexistente...
el momento es inexacto,
el humor es negro y la ira consume rápidamente,
los restos de mi cuerpo putrefacto...


Tanto miedo...


El sol sí había salido
y la mañana amanecido.
No hay luz, no la había,
y huele a muerte cada día.



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