Hoy he soñado que éramos dos pájaros
viviendo en un jardín florido,
y entre las flores, tú y yo,
blancas barras de aluminio.

Casi sin saber qué hacemos
nos miramos, bailamos y cantamos,
el amor quisiera llegar,
pero no le dejamos.

Nos cegaba la infinitud de lo bello
y nos reducía a puntos.
Todo lo que nos pudiésemos amar
iba a ser ridículo. 

Sin saber bien por qué
abrí la puerta de mi abadía.
y cuando llegué a la tuya juré
que te llevaría a un lugar que no conocía,
que todo lo anterior huiría de nuestra mente,
que podríamos ser libres
y volar juntos por siempre.

"¿No te das cuenta canario mío,
que abandonaríamos a su suerte
a todo por lo que hemos luchado
y nos embarcaríamos sin duduarlo
en un camino hacia la muerte?"

Y entonces volé, volé lejos.
No podía estar de nuevo junto a tu mirada.
Me prometí todo lo que te ofrecí
para no arrepentirme de nada.

Y me encontré con todo lo contrario.
Allí no había luz ni flores ni paz,
no podía comer, cantar ni reír.
Por querer serlo más,
dejé de ser feliz. 

Las tormentas ahora me mojaban,
y bajo una entendí,
mientras a mí me bebía el agua,
que lo que hice al salir
fue entrar en otra jaula.



Leave a Reply