La mayoría de los seguidores de mi blog tendréis que enfrentaros a algo que llaman "selectividad" (o su eufemismo pruebas de acceso a la universidad) y es algo que marca un antes y un después en la vida. Yo os cuento mi experiencia, os prevengo y aconsejo cuando todavía no sé la nota, para que no se manipule ni para bien ni para mal.

Esta imagen describe perfectamente lo que será 2º de bachillerato. No confundirse, 1º es un paseo, similar a 4º, salvo que te crees un poco mayor por tener diferenciadas física y química y por empezar a llamar a los exámenes "parciales" y "globales". 2º de bachillerato es un año en el que además de recibir mucha caña por parte de todas las asignaturas, vivirás en una constante cuenta atrás hacia selectividad. La gente de tu clase te ayudará un montón a no meter presión colgando calendarios gigantes a modo de cuenta atrás o aludiendo a la maldita pruebecita 18 veces al días. Se empieza bien, pero antes de los exámenes importantes tendrás un canguelo impresionante.

 "Duran un montón" decían. Y una puta mierda. He gastado 12 bolígrafos bic en total entre azules y negros. Estudiando directamente del libro suspendes fijo, porque en 2º los exámenes no van a la mera teoría. Has de distribuir los apuntes y ejercicios según el bloque temático de selectividad al que pertenezca, y por supuesto, resumirlo. Además, los exámenes se hacen con boli, y aquí 1h30m te va a parecer muy poco tiempo para escribir todo lo que te has tenido que aprender. He gastado 3 paquetes de 500 folios este año. Historia de la filosofía, la principal amenaza.

Lo vas pasando y se va pasando bien. Yo he tenido las 2 olimpiadas de química que llevar junto a un bachillerato y no he bajado mi media de 9.9. Basándome en las notas de los demás, puedo decir que nadie sale triste del curso. El que necesita nota la tendrá, y el que pasa del tema, irá a septiembre. El que se esfuerza y vira entre el 4 y el 7, seguramente las aprobará todas. En mi curso, el 85% de personas han ido a la convocatoria ordinaria que acaba hoy.

Una vez acabado el curso académico, tienes la graduación, que no se parece en nada a ningún viaje de fin de curso, ni graduación de 4º ni pollas. Y no es por menospreciar esas fiestas, pero os aseguro que esa noche será la mejor de vuestras vidas, porque vais a descargar toda la tensión del curso para dejar sitio a la tensión de selectividad.
El fin de semana de la graduación es el finde más perro que echaréis en mucho tiempo. Mi graduación se alargó desde las 19:00 del viernes hasta las 10:00 del sábado, por lo que luego dormí como un puto mono.
No hay que obsesionarse mucho con el vestido/traje, solo serán un par de fotos. Empiezas la noche como un pincel y la acabas, si eres tío, con la corbata atada en la cabeza, la chaqueta dios sabe dónde y la camisa llena de mierda, y si eres tía, con el vestido lleno de manchas de alcohol y pisadas.


Con esto llegué al lunes, me quedaban exáctamente dos semanas para tener que examinarme. ¡Dos semanacas para 6 asignaturas, me sobra! dije. Por tanto, el lunes lo más que hice fue sacar los apuntes del mueble, de las carpetas, de los estantes, y ponerlos en la mesa. Y con esto, empezar a deprimirme.
La foto es de hoy. Antes, mi mesa suelo y silla eran un mar de hojas

El martes decidí ponerme con matemáticas, para no empezar fuerte. Como se me da bien, tenía que ser pan comido pan con higo, pero no. Tras ver que te tienes que estudiar no solo los procedimientos, sino los tipos de ejercicios, sientes una frustración muy grande. Normalmente solo pasa el primer día de estudio de selectividad; el hecho de tener tanto entre manos agobia por sí solo, pero se va pasando. Yo decidí que no pasaría por eso. Me descargué el martes las orientaciones de selectividad (por favor, hacedlo, hay muchas cosas que das y que no entran luego para ese examen y que agilizan mucho el estudio), repasé los conceptos y me fui al dentista. Al volver no podía concentrarme con toda la cara dormida y lo dejé para el miércoles. Dicho día, se vino una amiga a mi casa e hicimos exámenes de años anteriores, lo cual consideramos suficiente y cambiamos de asignatura.

Era indudable que había perdido mucho tiempo con mates y decidí ponerme con una asignatura en serio; lengua y literatura. Lengua ni la toqué, la sintaxis me gusta y por consiguiente, se me da bien. El resto era fácil, por lo que podemos decir que estudié solo literatura. El jueves resumí dos años de literatura (en esto sí entran cosas de 1º de bachiller) en 20 caras y el viernes me los estudié. Con esto batía mi propio record de estudiar en serio. Me propuse empezar el sábado por la mañana con física y acabarla para el lunes, pero no conté con que los vecinos empiezan sus obras y ponen sus piscinas y sus músicas a tope cuando tienes que estudiar selectividad. También tú te vuelves más irritable y te molestará todo, por lo que puede acabar fácilmente en hostias. Lo mío no, pero casi les tiro un libro por la ventana.

Consecuentemente, empecé física el sábado por la tarde. Otro agobio de los huevos. Menos mal que en las orientaciones muchas cosas no aparecían, iba leyendo como con miedo a que estuviese más abajo. Avancé realmente poco, porque solo estudié lo fácil (campos y física moderna). El domingo era el día del deporte, Final del Roland Garrós, F1 y España-Italia. Luego echaría de menos ese día perdido.

Me propuse finiquitar física el lunes madrugando, pero algunos profesores ponen clases de repaso por las mañanas para que vaya quien quiera, y yo fui a algunas. En esto quiero aconsejar NO IR, a no ser que sea de vital trascendencia (como que necesites una explicación). Si ves que te bastas, no vayas, es perder la mañana. El estudio de física lo combiné con el repaso de química y se alargó hasta el miércoles, ya que ese martes también tuve dentista.

Pasé rápidamente a filosofía, que la tenía el primer día de exámenes y física el último, por lo que tendría tiempo para repasar. Intuí que sería un día por autor (Jueves-Platón, Viernes-Locke, Sábado-Nietzsche y Domingo-Ortega) y tener libre el lunes para repasar literatura. Con el primero cumplí, pero el viernes decidí salir y tuve que terminar el segundo el sábado, teniendo domingo y lunes para dos autores. Era un sin parar. Acababa uno a las 1 a.m y me acostaba pensando en que al día siguiente tendría que empezar otro. La información no tenía tiempo de asentarse. El último día, por suerte, me costó menos el autor porque era el más reciente y tuve tiempo de repasar literatura.
¿Nervios esa noche? Por muy raro que parezca, ninguno. La gente me había dicho muchas veces que no era para tanto, que lo más complicado es que te quepa todo en la mesa tan pequeña que te dan.

Y allí estaba el segundo día junto a otros 1000 estudiantes. Los nervios empezaron. Primero me busqué en las listas. ¿En qué clase iba? 1000 cabezas mirando los carteles, con apuntes en la mano y hablando con sus amigos de que si la literatura en el 50 era no sé qué o no sé cuánto.
Esto es otro consejo, aléjate (tanto en bachiller como en selectividad) de la gente que se alarme demasiado, allí te empaparás de todo lo que la gente hace, dice y siente. Si oyes a alguien mencionar a un autor, abrirás el libro y lo repasarás, y si alguien dice que lo van a follar (frase típica) tú irás comprando vaselina. Es una lucha más contra los nervios que contra los conocimientos, porque después de 2 años y 2 semanas intensas, sabes más que de sobra.


El primer examen fue de Comentario de Texto de lengua Castellana y Literatura (al final las mesas sí que eran grandes). ¿Qué quería que saliese? El periodismo. Porque llevaba 10 años saliendo, era un tema de memoria y lo llevaba muy bien. No, no fue este el 11º año consecutivo, pero fue tener el examen en mis manos y desaparecer los nervios y la ansiedad, ya que mientras pones el nombre a los folios pareces enfermo de párkinson. Salió Unamuno (narrativa) y Alberti (poesía). Ese examen lo bordé. Por mí que pitaran ya la hora. Cuando salí oí a gente decir: ¿Relaciones sintácticas, qué mierda eran las relaciones sintácticas? y me supermotivé. Además, vi que nuestra profesora de lengua había venido preocupadísima a ver cómo nos había salido. Voy a echar de menos a todos mis profesores un montón...

Tras un descansito, fuimos a por historia de la filosofía. ¿Qué quería que cayese? Nietzsche, porque me gusta, porque lo conozco a fondo, porque leo sus libros. Había un consenso en quién se quería que no saliese, ese era Descartes/Locke, porque llevaban saliendo 2 convocatorias seguidas y al pensar que no caería una tercera, la gente no lo llevaba bien. Hubo llantos, sí, salió Locke y su II tratado sobre gobierno civil. Me salió muy bien. También a la salida estaba César, mi profesor de filosofía, que se ha volcado en cuerpo y alma por nosotros, y que se alegró tanto como nosotros de que nos hubiera salido bien.

Superados los dos troncos gordos, el resto era un paseo. Inglés me fue bien. Estás pensando en que no había estudiado inglés, ¿verdad? No, no lo hice. Si vas bien en inglés, responder cuestiones sobre un texto tiene que resultarte fácil.

Mi conclusión fue que realmente no era para tanto. Tienes nervios al principio porque es algo nuevo y de mucho nombre, pero tras el primer examen es como estar en tu instituto un día que tienes un par de exámenes y nada más. He de reconocer que yo necesito un 5 para entrar a la carrera y parto de 6 puntos asegurados con la nota de bachiller, y eso ayuda, pero cuanto menos pienses que estos exámenes son importantes, mejor te irá, seguro. Sobre la dificultad no podía pronunciarme aun, los 3 exámenes primeros son los que más dependen de la nota que quieran ponerte los correctores.

El segundo día era el turno de matemáticas y química. Estaba muy relajado por química (con esto de las olimpiadas) pero matemáticas era parte de la fase específica y a mí me contaba el doble, por lo que estaba un poco nervioso, pero igualmente se disipó momentos después de leer el examen. Fue difícil. Que nadie diga que selectividad es fácil. No es para tanto, pero no es fácil. El 10 no lo regalan, hay que pelearlo. Es fácil el 5, sí, pero nada más. Pese a eso, química lo bordé (aunque a la salida recordé un error que me va a costar 0'5 pts) y fue el día de los dos que más contento salí.

Cuando llegué a mi casa tenía ganas solo de dormir y estar fresco, pero tenía la sensación de no recordar nada de física. Es una sensación que sentiréis, no creo que haya que darle importancia, pero si un repaso te deja más tranquilo, repasa. Ahora bien, no repases momentos antes del examen, porque hay información asentada que sale cuando estás concentrado pero que no recuerdas cuando estás nervioso. Si relees esa información, la levantas, y vuelves al inicio.
Me puse a repasar y no me acosté tarde. Tenía más nervios que ninguna noche. No quería decepcionar a nadie cagándola en el último examen, y menos en física, una asignatura difícil que nos enseñó nuestra profesora a verla fácil. Ha salido genial, de hecho estoy tan animado que escribo esto. El examen tenía una opción que para mí era la fácil (la que hice) y otra más difícil.

Ahora a esperar los resultados (la nota la pondré en la zona VIP) para poder quemar los apuntes que ya no servirán para nada (filosofía, literatura, francés, historia, proyecto...).
Por mucho que se sufra, al final todo lo bueno llega!!










2 Comments to “Diario de un chico y su selectividad.”

  1. Anónimo says:
    Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
  2. Lo siento, perdí un tiempo muy valioso yendo del correo hasta aquí para ver un comentario ofensivo, y pone claramente en el cuadro de comentarios "no me hagas perder el tiempo con tonterías".
    El insulto de alguien que se esconde vale lo mismo que la palabra de un mentiroso, nada.
    Además "sois" es con "i" y no con "y".

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