Qué fácil para ti ser recta;
fina, elegante, eterna,
y qué condena para mí ser curva;
de trazos difusos, casi invisible.








Te busco, y si no te encuentro desaparezco,
y si te invento me pierdo en ti y en tu magia,
que tú tienes largo rato de eso,
y si te pido un beso,
me das teoremas (que casi ni entiendo).

Porque tú tan de dos en dos: veinte, veintidós, veinticuatro,
y yo tan de uno en uno hacia delante, dos para los lados
y para atrás cuatro,
en forzada lentitud hacia las entrañas,
a converger en algún punto muy cerca de la nada,
o a olvidarme en los complejos, mis complejos;
que dicen que realmente somos impares y pares
y cada cual vamos a un lugar distinto,
que no te lograré tocar,
ni aunque pase un infinito, o dos.

Y si eso pasa
me partiré por cero sin pensarlo,
violando y destruyendo el mundo que nos da forma,
el único mundo en el que creo,
así, si te vas al infinito,
yo,
te voy a esperar en el cero.



2 Comments to “De curvas o rectas imperfectas.”

  1. Anónimo says:

    Déjame acompañarte al 0
    y llevarte al infinito,
    a mi infinito.
    Deja crecer el alelí,
    y el pino de nuestra vida.
    "¿Y si no nacen?"
    Olvídalos. Reintenta.
    Revíveme y recrea.
    Porque no hay mayor dolor
    que el de pudrir las hojas,
    las horas, lejos de ti,
    ni mayor placer
    que el de saberme tuya.

    Déjame llevarte al éxtasis.
    A tu éxtasis.
    Déjame ser el oyuelo
    de tu barbilla al sonreir.

    Déjame ocupar el punto exacto
    de tu corazón.
    Guárdame allí, en trocitos de arena,
    átrapame siempre, fuerte,
    y hazme perla, que no me asfixias.


    Cuando contacto falta, buena es poesía.

  2. Lo guardo. Vaya que si lo guardo.

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