Lo siento. Te juro que me duele más a mí que lo que te dolerá a ti cuando te des cuenta. Esta noche te voy a fallar. Ojalá no tenga que arrepentirme luego de nada, porque sé que no me mereceré ni lo que tuve ni lo que quise tener, y mi egoísta cabezota no será capaz de doblegar la ira que siento en estos momentos hacia mí mismo. Aún estoy a tiempo de evitarlo pero no quiero. Tú has estado a mi lado cuando lo necesitaba y cuando no, y yo estuve para ti solo cuando me interesaba. Me has visto llorar y me has secado las lágrimas, pero te pido por favor que no seques todas estas que caerán dentro de mí esta noche, porque esta noche la culpa será mía y solamente mía. Yo en este momento decido que no quiero tu manto de amor, que quiero la compañía de otros. ¿Puedes comprenderlo? Tú haces que jamás pueda decir que estoy solo y te prometo que no me cansas, pero me siento vacío... Y comentarás con recelo esta noche que mentía mientras confesaba esto, y tendrás razón, quizá con estas lágrimas que derramo pienses que te saco de mí, pero te aseguro que solo consigo meterte más adentro, en el trozo más duro de mi cuerpo donde se haya el olvido. Me conoces y sabes que no soy fuerte, que me derrumbo como un castillo de naipes con la más infima brisa que sale de tus labios, pero ¡es que es tan duro! ¡Joder! ¡Yo no elegí ser un blando! Es horrible distinguir tu figura entre las gotas de la lluvia más amarga de una persona, y ver en ella que no me conformo contigo, es horrible entender que amo más lo que no puedo llegar a tener que lo que vino sin llamarlo. No soy yo, esta noche seré otra persona, la persona que tuve un día miedo de llegar a ser. He mentido a todo lo que quise llegar a ser, y todo por poder salir otro día más a la calle y poder seguir sonriendo. Sé que tú no lo harías, que no es justo, ¡y es lo que más me jode de todo! Mis miradas fueron sinceras, tanto como mis versos, mis intentos por acariciarte o mi llanto ahogado por la distancia que a veces nos separa en tantas noches que nos encontramos por el camino o que te colaste por mis ventanas, pero no puedo seguir mirando hacia arriba sin mirar hacia delante. Ahora mismo soy lo que nunca quise ser, y no verás una sola foto en la que salga triste, pero solo yo entenderé a quién buscaba en el cielo. Tampoco olerás este pútrido hedor que voy dejando por los rincones, pero yo nunca más podré respirar el aire limpio que envuelve tu atmósfera. Si te duele, piensa que no te estoy traicionando a ti, me estoy traicionando a mí mismo...