Vuelo, vuelo con los pies pegados al suelo
y siento, siento el mundo rozando mi mano
pero no, no soy ángel del cielo lejano
ni los dioses sentirán el frío del hielo.

No hay duda cualquiera que es tortura de débiles,
o tal vez mejor capricho de enamorados
y es que el gélido aliento de los vientos miles,
que hiela lagunas y menea balancines,
olvidó por fortuna mis brazos cansados.

Pero ni es capricho ni esto es acto de la suerte.
Mi saliva se marca, mi bello se irgue
y no es reacción con el frío ya consumado,
es la grata sensación de estar tú a mi lado.

Adiós ciencia que nunca tuviste razón
o bienvenido el amor que pudo contigo
pues bajo cero es un número, solo eso,
que nunca, nunca helará nuestro corazón
ni podrá hacer más que como era cuando vino,
ni impedirá a los labios alcanzar el beso.

En mi pecho a la izquierda, fuente de calor.
serás por siempre la razón por la que escribo
¿Cómo pasar frío, cómo no ser compositor
mientras dulcemente acuna a este soñador
la dueña de los ojitos por los que vivo?

Te amo Patricia.



Leave a Reply